La Rioja Salud

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miércoles, agosto 17, 2011

El Cibir demuestra que una nueva molécula frena el crecimiento tumoral.


La sanidad riojana participa en el progreso de la lucha contra las enfermedades del hombre. El pasado día 1 de agosto, la prestigiosa revista científica 'Oncogene' se hacía eco de un avance para combatir el cáncer: el descubrimiento de una molécula capaz de reducir el crecimiento de cualquier tumor. Esta pequeña molécula actúa como inhibidor de la actividad de la Haspina, una proteína cuya actividad es fundamental en el proceso de división celular del cáncer.
Y de ese descubrimiento, buena parte de la responsabilidad ha recaído sobre el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (Cibir), que ya ha demostrado su efectividad en ratones modificados genéticamente. Un ensayo clínico sobre un paciente del hospital San Pedro ya está en marcha y otro arrancará en los próximo días. El Institut d'Investigació Biomèdica de Bellvitge (Idibell), en Barcelona, y Chroma Therapeutics, en Oxford (Reino Unido), son los otros dos equipos que llevan colaborando desde hace cinco años con el centro biomédico riojano. La empresa británica se encarga de buscar y desarrollar nuevas moléculas que actúen como fármacos, y es la que ha descubierto el compuesto, que luego fue testado en España.

El equipo de investigación del Cibir está liderado por el reconocido investigador logroñés Alfredo Martínez, y compuesto por cinco doctores, una estudiante licenciada (que está realizando su tesis doctoral) y una técnico de laboratorio. El grupo trabaja en el área de Oncología, concretamente en el estudio de la angiogénesis.
Un tumor es en realidad una población de células cancerosas que se divide a gran velocidad. No puede crecer más allá de un cierto tamaño debido a la carencia de oxígeno y de otros nutrientes esenciales. De modo que a medida que aumenta la mutación de más células (que acabarán convirtiéndose en cancerosas) el tumor necesita, en su fase de crecimiento, 'reclutar' vasos sanguíneos para que les suministren ese oxígeno y nutrientes. La formación de nuevos vasos en las primeras etapas de crecimiento del cáncer es lo que se conoce como proceso de angiogénesis.
«Nuestro objetivo es el de encontrar sustancias que sean capaces de bloquear este fenómeno para así evitar que el tumor siga creciendo», declara el doctor Martínez. «La colaboración con los otros dos centros se ha basado en ver cómo esta nueva molécula actuaba durante la angiogénesis». Así, se ha conseguido demostrar que a través de «ese complejo sistema molecular» al final se reduce la angiogénesis y, en consecuencia, el desarrollo del cáncer.

Vocación de investigador
Alfredo Martínez es un logroñes de 49 años. Doctorado en Biología celular por la Universidad de Navarra, se trasladó a Estados Unidos, donde trabajó durante once años en distintas clínicas. Más tarde fue contratado, entre 2004 y 2008, por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en Madrid. En la capital española se especializó en la cura del cáncer a través de la búsqueda de compuestos que frenen el crecimiento tumoral.

Ha publicado más de un centenar de artículos científicos y desde hace tres años es jefe de grupo del área de Oncología del Cibir, donde ya se ha dejado notar: en febrero de 2009 un equipo dirigido por él descubrió un método para reducir los efectos de los infartos cerebrales. «Tenemos ahora muchas cosas entre manos, proyectos paralelos», dice Martínez. Todas ellas son líneas de investigación centradas en evitar «el crecimiento de los vasos sanguíneos hacia el tumor». En definitiva: curar el cáncer frenando la fase de angiogénesis.